11.2.13

Diez de la noche, y ¿qué he conseguido hoy?

Diez de la noche de un lunes de invierno. 
Y ¿qué he conseguido hoy?. 
¿En qué he avanzado?. 
Digamos que he sobrevivido y punto. 
Mi cuerpo ha sobrevivido picoteando algo de comida. 
Y mi mente sigue bloqueada. 
Otro día invadida por la impotencia. Así de claro. Asustada sin saber qué cambiar para animarme. Qué hacer. Si no tengo fuerzas ni para freír un huevo, qué digo, ni para pelar una mandarina. Solo he sobrevivido. Envuelta en una manta intentando al menos no tiritar de frío. 
Bueno, si, he hecho algo. Este blog, en lugar de escribir en un bloc de papel. Para dejar salir todo lo que se me ocurra, tal y como venga. Para sacar todo lo que sobra en mi cabeza, como los trastos que me invaden la casa, que también quiero sacar. Al salir dejarán sitio para nuevas ideas, renovarán mi mente. Quedará claridad y espacio, y me relajarán un poco para dejar que los músculos de mi cara se relajen también y puedan volver a dibujar una sonrisa en mi rostro. 
Porque aún sigo con los labios apretados, la cabeza baja, el pelo sucio y una pesada tristeza que no me da fuerzas ni para lavarme los dientes. 
Muda, aislada de cualquier persona, persianas cerradas por si alguien ve mi tristeza por las ventanas. No, no, que nadie la vea. Yo la arreglaré y seguiré mostrando mi alegría al mundo. Estos baches los tengo que arreglar yo. Que nadie me vea con el pelo sucio, no me gusta ni a mi tenerlo así, como para dejar que me lo vean. 
Me disgusta mucho el desorden y la suciedad. Mira qué cosas!, y ahora me rodea. No tengo fuerzas para solucionarlo y ello me debilita más y más. Platos sucios en el fregadero. Migas en el suelo. Me disgustan y alteran. Y quiero solucionarlos. Claro, qué fácil decirlo. Pero ¿cómo ser enfermo y enfermero a la vez?. Pedir ayuda. Ya, claro, también parece obvio, pero la gente es cruel. Si te ven desanimada te etiquetan y decrece su confianza en ti. oH!, "está deprimida buuuuuuhh!!", bueno aún peor la etiqueta que te cae es con otro verbo "es depresiva buuuuuuhh!!". Crueldad popular. Siempre hay que ser perfecta, animar a la gente, alegre, ordenada, eficaz, correcta. Si, ese papel me lo sé muy bien, porque es como me ven muchas personas. 
Pero soy humana y tengo derecho a sentir miedo, tristeza, desorientación, desasosiego, debilidad, impotencia. 
Y tengo derecho a tener una necesidad básica para vivir; sentirme libre. Y con tantos deberes, deberes, deberes, me siento atrapada en una red de angustia. Todo deberes. Trabajo, corrección, facturas, fechas, compromisos.......... Todo eso y mucho más me bloquea. ¿Donde quedan los juegos, las risas, los bailes, los paseos, las charlas desenfadadas, las sorpresas?. ¿Donde queda disfrutar de cada momento con alegría?. ¿Donde queda emocionarte de pequeños instantes inesperados, de pequeñas cosas?. Las grandes cosas no agradables tapan todo eso y me sumergen en un terrible miedo. El calendario, el reloj me persiguen. Son cuentas atrás para encontrar el dinero que no empeore más aún la situación, porque las facturas caen como losas cada mes, cada semana. 
Yo no puedo vivir con esas losas que no me dejan ni respirar.
Necesito libertad para respirar, para pensar, para vivir.

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