Por eso debo comer, lo que sea, pero comer algo.
Puedo estar unos días en pijama
Puedo estar triste, mirando la tele o una pared en blanco
Puedo llorar
Pero algo debo comer, hasta que mi interior, mi alma, mi ánimo recuperes su alegria, de este bache de desasosiego por las circunstancias, la serotonina, la ausencia de luz en el camino. Qué importa por qué. Pero la alegría debe volver. Debo repararla para seguir.
Y mientras algo debo comer. Algo. Lo que sea. Sé lo que es el hambre. Como te falla el cuerpo de no comer. Y claro, pienso con menos claridad. Comer, aunque sea leche con galletas que no me entran. Algo. El cuerpo debe seguir ahí, para cuando el alma vuelva a su estado de energía activa, viva.
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